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El Aumento Del Coste Energético Dificulta La Recuperación Del Transporte Y La Logística

La actividad de las empresas de logística y transporte han dado muestras de recuperación, pese a que hayan estado menos afectadas en algunos segmentos que otros sectores económicos. Sin embargo, las compañías de transporte y los operadores logísticos han encontrado ahora nuevas barreras con la subida de los costes energéticos. Los altos precios de la luz, el gas y los carburantes están incrementando los costes de las empresas e impactando en sus resultados.

Sin ir más lejos, el precio del gasóleo, en ascenso desde septiembre de 2020, se ha incrementado en un año el 25%, lo que, según la Federación Gallega de Transportes de Mercancías (Fegatramer), supone para un vehículo articulado de 40 toneladas de ruta nacional o internacional un sobrecoste al mes próximo a los 1.000 euros. El director general de la Asociación Internacional de Transporte por Carretera (Astic), Ramón Valdivia, recuerda que el combustible es una de las partidas principales del coste operativo de un camión, en torno a una tercera parte de estas, por lo que un incremento en el gasóleo provoca un ascenso de alrededor del 6% en los costes operativos de los transportistas en menos de un año plagado de incertidumbre y desequilibrios en los flujos.

Este alza de los precios de la energía está poniendo en riesgo la supervivencia de las empresas de transporte por carretera, según el secretario general de la Confederación Española de Transporte por Mercancías (CETM), José María Quijano. “Un golpe de esta magnitud puede ser determinante para muchas empresas con las cuentas de resultados ya seriamente tocadas por la pandemia”, señala Quijano. Algunas compañías deciden suspender la realización de aquellos servicios cuya subida de costes no puedan repercutir en el precio de los mismos: “Los márgenes operativos con los que funcionan las empresas de transporte son muy estrechos, por lo que un incremento de este calibre obliga a trabajar raspando o incluso por debajo del coste en algunas operaciones”, explica Valdivia.

A pesar de las dificultades del sector del transporte por carretera de mercancías para repercutir a sus clientes los aumentos de costes, la falta de conductores presenta ahora un escenario distinto. “Esta situación está dando poder de negociación”, apunta el director de Innovación y Proyectos del Centro Español de Logística (CEL), Ramón García.

“Es algo que en otras circunstancias no ha pasado, pero ahora nos estamos encontrando que, ante la posibilidad de perder tu transporte, los clientes están cediendo y están permitiendo trasladar parte de este aumento del coste, al precio”, sostiene Ramón García.

Por ahora, la posible repercusión del alza de los costes energéticos en los precios no se ha reflejado en los datos ofrecidos por el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que refleja un aumento en el precio de los servicios en la carretera del 0,8% en el segundo trimestre del año respecto al primero. Este aumento de los precios podría traducirse los próximos meses en un encarecimiento de los productos, “lo que generaría incertidumbre y pérdida de competitividad frente a productos de otros países”, advierten desde Empresas por la Movilidad.

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MÁXIMOS HISTÓRICOS DE LA LUZ Y EL GAS

Además de por el gasóleo, existen otros ámbitos del sector logístico que se están viendo presionados por las alzas sin precedentes del gas y la electricidad, sobre todo en el caso de las plataformas logísticas y el transporte en frío, como señalan desde la Asociación de Explotaciones Frigoríficas, Logística y Distribución de España (Aldefe): “La subida de la luz nos condiciona de forma muy intensa, pues ha sumado el 40% a la cuenta de explotación y, por ende, a la rentabilidad de las empresas”. En aproximadamente un año, el precio de la luz ha subido más del 190%, en parte producto del alza en el precio del gas y de los costes en los derechos de emisión de la misma. Las empresas de logística del frío trasladan a los clientes la subida de costes ante un beneficio mínimo Aldefe apunta que las empresas de logística en frío se han visto obligadas a modificar su forma de trabajar, adaptándose a los periodos más ajustados de coste y reordenando las entradas y salidas de las cámaras frigoríficas. En un principio, los operadores de almacenes logísticos asumieron los costes de estas subidas y renegociaron los contratos de suministro con las comercializadoras de cada empresa. Sin embargo, Aldefe señala que también ellos se están viendo obligados finalmente a trasladarlo a la venta final ante unos márgenes de beneficio mínimos. “En cascada, acabará impactando en los productos congelados y refrigerados que llegan a la cesta de la compra”, aseguran. Ante la previsión de que la situación en el mercado energético internacional amaine hacia la primavera de 2022, las empresas de logística de frío optan por la prudencia: “Somos conscientes de que el mercado frigorífico es un mercado al alza y esperamos poder superar hasta un nivel de estabilidad esta situación tan anómala de la energía”, explican desde Aldefe, en línea con un aumento de la actividad logística registrada en el último año.

En el caso del gas natural, que los camiones usan en forma de GNL o GNC, el precio ha experimentado un incremento del 328% en un año, según datos de Astic. Esta volatilidad en los precios de las distintas energías pone en una posición de incertidumbre a las empresas y los fabricantes, puesto que muchos de ellos están invirtiendo en la incorporación de vehículos de energías alternativas. Ramón Valdivia (Astic) recuerda que algunas flotas ya habían dado el paso hacia vehículos movidos por gas, “que no solo es más ecológico, sino que además en España está menos gravado por Hacienda. Aunque la venta de estos vehículos ha registrado un incremento, ahora gran parte de la ventaja económica que tenían se está viendo lastrada por esta situación”, constata el director general de Astic.

Por su parte, la directora de Desarrollo de Empresas por la Movilidad Sostenible (EMS), May López, señala sin embargo que, aunque los precios del gas y la electricidad están en un momento inestable, también los del resto de carburantes van a continuar incrementándose: “Aunque las empresas estén limitando inversiones, las organizaciones tienen que ser conscientes de que quien sí tiene la batalla perdida son el diésel y el petróleo”, asegura. López no cree que las actuales tarifas de la luz y el gas vayan a mermar la intención de los fabricantes a la hora de adquirir vehículos propulsados por estas energías, pues deben adaptarse a los tiempos de la UE, de cara a 2035, año en el que no podrá ponerse en el mercado ningún vehículo nuevo propulsado por combustibles fósiles.

NUEVOS MODELOS DE NEGOCIO

Asociaciones como CEL o Empresas para la Movilidad Sostenible hacen hincapié, a raíz de esta situación, en la necesidad de buscar soluciones a largo plazo que permitan al sector del transporte ser resiliente ante las circunstancias externas. “Lo que está pasando es una motivación más para replantearnos todo el modelo logístico hacia uno más sostenible y eficiente”, señala Ramón García (CEL). Demandan que, ante una mayor demanda de transporte capilarizado, mayor congestión de las ciudades, menor número de conductores y mayores costes, las empresas deben orientarse hacia un modelo colaborativo que optimice los recursos. “Es clave identificar los modelos de negocio que contribuyen a la sostenibilidad económica, social y también ambiental y tenemos que aprovechar la oportunidad que brinda la digitalización para aumentar la eficiencia”, explica May López.

Transportistas y operadores demandan, en este punto, mayor implicación a la Administración en un sector “estratégico” de la economía española y que, según señalan desde las patronales transportistas CETM y Astic, se ha quedado fuera de las ayudas europeas en favor de la electrificación. Otra de las históricas demandas del sector es la reducción de la carga impositiva a estas empresas y a los carburantes tradicionales, en tanto que se apoye a “alternativas reales para cumplir los objetivos de descarbonización, como los biocombustibles y los ecocombustibles”, tal y como señala Ramón Valdivia. Esta reducción del tipo impositivo también se pide para la electricidad, alegando desde Aldefe que el 50% de la factura corresponde a la recaudación de Estado. En este sentido, el Gobierno ha anunciado recientemente una reducción de impuestos a las eléctricas para intentar contener el precio de la energía.